Dicho y hecho, crearon una receta:
no demasiado dulce y cargada de cafeína para darles energía con que aguantar esas largas noches. Le pusieron una etiqueta en blanco y negro con su rostro, botellas de cerveza y un nombre tan hanseático como su progresista ciudad natal. Os presentamos fritz.
Desde entonces hemos seguido creciendo, creando varios spritzers y limonadas, pero nuestras botellas de vidrio han seguido siendo pequeñas y los contenidos, naturalmente libres de aditivos.
Y así continúa el viaje. Brindando por quienes quieren vivir la vida con los ojos bien abiertos. Porque la suerte sonríe a la gente despierta.